Dicen que en el mundo de los negocios hay dos tipos de personas, las honestas y las corruptas. Eso dicen. Yo vengo de un mundo laboral en el que supuestamente hay mucha corrupción, la construcción, pero en mis años de profesional nunca me he encontrado con un caso claro de corrupción.
Con esto no estoy rompiendo una lanza a favor de la honestidad en este sector, que una ya no es tan ingenua, simplemente estoy constatando unos hechos:
- Los corruptos se reconocen entre si.
- Los corruptos reconocen a las personas honestas.
- A los corruptos no les gusta hacer negocios con las personas honestas.
- Los corruptos no entienden de lealtad.
Es importante entender esto. Muy importante. También es importante que entendamos que en el mundo de hoy, todo son negocios, incluida la política.
¿Qué relación tiene esto con el rescate a los bancos? No lo sé, solo es un pensamiento hecho en voz alta. Mejor voy a contaros un sueño que tuve tras una noche de fiesta donde el alcohol corrió a raudales, que nada tiene que ver con ninguna persona real que exista, haya existido o vaya a existir jamás. Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad. Los sueños, sueños son.
Resulta que en un lugar remoto llamado Esñapa, un grupo de mercaderes decidió que querían ser ricos, pero no ricos a secas. Asquerosamente ricos, insultántemente ricos. No tardaron en llegar a la conclusión de que trabajando sin más, como una persona cualquiera, no iban a conseguir esa ansiada riqueza. Para ser rico, asquerosa e insultántemente rico, no bastaba con trabajar, ni siquiera con que otros trabajaran para ellos. Había que tener una idea genial, una idea que les diferenciase de los demás, una idea que les pusiera en una situación de ventaja frente a sus competidores... pero esa idea no llegaba.
Sin embargo su determinación era absoluta, y un día, casi por casualidad, se fijaron en las casejas. Animales mitológicos, con cabeza de caballo, cuerpo de oveja y una cola larga como una serpiente, las casejas constituían el alimento principal de los habitantes de Esñapa. Tan importantes eran las casejas en Esñapa, que en los escritos fundacionales del vasto imperio, el emperador había dejado escrito que a ningún habitante le faltaría una caseja para vivir alimentándose de ella.
Cierto es que había otras formas de alimentarse. Cierto es que no era imprescindible ser propietario de una caseja para poder comer, pero en lo más profundo del corazón de todo esñapol se encontraba el anhelo de convertirse en propietario de una caseja. Con lógica argumentaban, Esñapa siempre ha sido así, cada familia tiene su caseja y se come sus huevos. No merece la pena comprar los huevos de la caseja de otro cuando por un poco más de dinero al mes, pidiendo dinero a un prestamista, podemos comprar una caseja, y cuando esta sea nuestra, tener huevos para siempre.
Este hecho no pasaba desapercibido a los mercaderes, y pronto decidieron dedicarse a la cría de casejas. Enseguida se dieron cuenta de un problema. Las casejas también comen, hierba, y mucha. Necesitaban vastos terrenos para que sus criaturas pastaran. Sin embargo, tenían varios problemas, pues no tenían el dinero suficiente para comprar esos terrenos, ni para criar tantas casejas.
Como entre hombres de negocios los acuerdos siempre son posibles, sobre todo si los beneficios son copiosos, pronto los prestamistas estuvieron de acuerdo en proporcionar el dinero suficiente como para comprar los terrenos y criar las casejas. El dinero fluía a expuertas. Y los mercaderes criaban caseja tras caseja, de forma compulsiva.
El económico no iba a ser sin embargo su único problema. A pesar de disponer de unos recursos prácticamente ilimitados de manos de los prestamistas, el terreno libre donde llevar a pastar a las casejas empezaba a escasear. Negociaron con los gobernadores de cada región la venta de terrenos en principio destinados a otros fines. Las negociaciones no debieron ser fáciles y los mercaderes debieron de emplear poderosos argumentos para convencerlos, pues siempre a la salida de estas negociaciones, mercaderes y gobernadores, portaban unas satisfechas sonrisas, de quienes han alcanzado un acuerdo muy ventajoso para ambos.
Y es que en poco tiempo estos gobernadores pasaban a disponer de importantes cantidades de dinero, de alguna extraña manera relacionadas con la cria de casejas y la reconversión de terrenos en vastas praderas de pasto.
En aquella primera época un hecho curioso empezó a suceder. A pesar de que el censo del imperio no había crecido en la misma proporción que el número de casejas, el precio de éstas comenzó a aumentar de forma desproporcionada, totalmente exagerada. De forma paralela también aumentó la riqueza tanto de mercaderes, como de gobernantes. Esto poco a poco fué llamando la atención de más mercaderes y gobernantes, que también querían ser partícipes de las riquezas que acompañaban a todo aquel que de una u otra forma estaba vinculado a la cría de casejas. Bueno, a todos no, puesto que para criar casejas hacían falta muchos súbditos del imperio que, a pesar del aumento del precios de las casejas, tenían unos salarios dignos pero de ningún modo proporcionales a los beneficios de los mercaderes, o incluso a la misteriosa riqueza que recaía en los gobernantes de las regiones volcadas en la cría de casejas.
Un hecho muy curioso es que a pesar de que cada vez el precio de las casejas era más alto, a pesar de que cada vez el número de casejas disponibles para cada súbdito del imperio era mayor, aún cuando una familia no necesita más de una caseja para alimentarse, se extendía una fiebre compradora de casejas entre todo habitante.
Cada vez se tenían que pedir unos préstamos mayores, aspecto que a los prestamistas parecía no importarles, más al contrario, ofrecían toda clase de facilidades a los aspirantes a propietarios de casejas.
Mercaderes y gobernantes, por otra parte, no se conformaban ya con la cría de casejas, y decidieron probar suerte con otros animales mitológicos, aún más fantásticos y costosos que las casejas. Criaron aeropotros, musgueos, fieras del agua, aquarius, estradios depredativos, autopistios... un escándalo de criaturas.
Sin embargo, a pesar de que el negocio de la cría de especies parecía muy lucrativo, se sostenía en un pilar básico. Los súbditos debían comprar casejas y más casejas. Ya no era suficiente con una por familia. Debían tener al menos dos...
No quiero aburriros con los tristes acontecimientos que se sucedieron. Tan solo quiero resaltar un hecho. Los gobernantes decidieron emplear los impuestos con que gravaban a los habitantes del imperio para salvar a los prestamistas.
Los habitantes se preguntaron repetidas veces el por qué los gobernantes les empujaban a la miseria para salvar a los prestamistas.
Y bueno, es aquí donde debemos recordar las características de las personas corruptas que enumeraba al principio. Los corruptos se reconocen entre si y reconocen a las personas honestas. A los corruptos no les gusta hacer negocios con las personas honestas. Y por último, los corruptos no son leales... a nadie salvo a sí mismos.
En el imperio de Esñapa, los gobernantes se enriquecieron gracias a los mercaderes, aceptando negocios que, cuando no ilegales, contribuían a incrementar los precios de las casejas de forma irreal. A través de los impuestos, se beneficiaron de grandes cantidades de dinero para dedicarse a la cría de aeropotros y demás criaturas para mayor gloria suya. Si se enriquecieron además engordando las cifras del coste de la cría de musgueos y autopistios es algo que no se supo nunca. El nivel de corrupción era inmenso, y cuando estalló la crisis de las casejas, las estrechas amistades que se habían establecido se desmoronaron como un castillo de naipes.
Tan pronto como los mercaderes dejaron de poder vender sus casejas, incumplieron los plazos que habían acordado con los prestamistas. Sin embargo, astutamente habían hecho desaparecer todo el dinero ganado y los prestamistas no tuvieron forma de recuperar el dinero prestado. Sin embargo los prestamistas tenían otra puerta a la que llamar. La de los gobernantes.
Resultó que en los muchos años de negocios comunes, mercaderes, prestamistas y gobernantes, corruptos todos ellos en mayor o menor medida, fueron unos conocedores de los tejemanejes de los otros hasta el punto de no haber secretos entre ellos. Y los prestamistas sabían que de los tres actores de la mayor estafa realizada nunca al imperio, los más vulnerables eran los gobernantes. Vulnerables por dos razones. En primer lugar, de los tres, fueron los que menos se enriquecieron. Lo hicieron sí, pero no como para poder permitirse vivir de las rentas conseguidas, al menos no todos los gobernantes. Por otro lado, a pesar de que mercaderes y prestamistas habían actuado con una total avaricia y falta de ética, eran los gobernantes los que acumulaban la mayor parte de los hechos delictivos, y además su futuro estaba supeditado a que siguieran manteniendo el poder. Un poder que dependía de seguir siendo elegidos por el pueblo.
Así pues, gobernantes, prestamistas y mercaderes decidieron la mejor salida posible... para ellos. Las pérdidas sufridas las pagaría el pueblo y así ninguno se vería obligado a destapar las tropelías cometidas por los demás. Limitarían de forma temporal las ganancias, pero se asegurarían estar en condiciones de, pasado el escándalo, emprender de nuevo turbios negocios juntos...
Recuerdo de forma borrosa que los habitantes del imperio protestaron y que hubo grandes altercados por los confines de Esñapa. Sin embargo sono el despertador, y por más que quise, no pude volver a dormir, quedándome de recuerdo de la noche de fiesta una bonita resaca.
El caso es que a veces tengo una extraña sensación, como si los acontecimientos que estamos viviendo en estos tiempos ya los hubiese vivido antes... tengo que dejar de salir.
P.D.: Por cierto, me encantan las réplicas, si son educadas y fundamentadas, así que anímate a contestar... agradezco los comentarios y son bienvenidos. Por otro lado, si encuentras algún error o dato complementario que crees que debería aparecer en esta entrada, no dudes en comentármelo. Muchas gracias, y espero que te haya gustado... o cabreado.
Y si te ha gustado este artículo pero te da pereza ponerte a contestar, por favor, pincha en las etiquetas de blogger, twitter o facebook. Es muy facil, rápido, y ayudas a que este blog sea conocido. Estaré eternamente agradecida.
En el imperio de Esñapa, los gobernantes se enriquecieron gracias a los mercaderes, aceptando negocios que, cuando no ilegales, contribuían a incrementar los precios de las casejas de forma irreal. A través de los impuestos, se beneficiaron de grandes cantidades de dinero para dedicarse a la cría de aeropotros y demás criaturas para mayor gloria suya. Si se enriquecieron además engordando las cifras del coste de la cría de musgueos y autopistios es algo que no se supo nunca. El nivel de corrupción era inmenso, y cuando estalló la crisis de las casejas, las estrechas amistades que se habían establecido se desmoronaron como un castillo de naipes.
Tan pronto como los mercaderes dejaron de poder vender sus casejas, incumplieron los plazos que habían acordado con los prestamistas. Sin embargo, astutamente habían hecho desaparecer todo el dinero ganado y los prestamistas no tuvieron forma de recuperar el dinero prestado. Sin embargo los prestamistas tenían otra puerta a la que llamar. La de los gobernantes.
Resultó que en los muchos años de negocios comunes, mercaderes, prestamistas y gobernantes, corruptos todos ellos en mayor o menor medida, fueron unos conocedores de los tejemanejes de los otros hasta el punto de no haber secretos entre ellos. Y los prestamistas sabían que de los tres actores de la mayor estafa realizada nunca al imperio, los más vulnerables eran los gobernantes. Vulnerables por dos razones. En primer lugar, de los tres, fueron los que menos se enriquecieron. Lo hicieron sí, pero no como para poder permitirse vivir de las rentas conseguidas, al menos no todos los gobernantes. Por otro lado, a pesar de que mercaderes y prestamistas habían actuado con una total avaricia y falta de ética, eran los gobernantes los que acumulaban la mayor parte de los hechos delictivos, y además su futuro estaba supeditado a que siguieran manteniendo el poder. Un poder que dependía de seguir siendo elegidos por el pueblo.
Así pues, gobernantes, prestamistas y mercaderes decidieron la mejor salida posible... para ellos. Las pérdidas sufridas las pagaría el pueblo y así ninguno se vería obligado a destapar las tropelías cometidas por los demás. Limitarían de forma temporal las ganancias, pero se asegurarían estar en condiciones de, pasado el escándalo, emprender de nuevo turbios negocios juntos...
Recuerdo de forma borrosa que los habitantes del imperio protestaron y que hubo grandes altercados por los confines de Esñapa. Sin embargo sono el despertador, y por más que quise, no pude volver a dormir, quedándome de recuerdo de la noche de fiesta una bonita resaca.
El caso es que a veces tengo una extraña sensación, como si los acontecimientos que estamos viviendo en estos tiempos ya los hubiese vivido antes... tengo que dejar de salir.
P.D.: Por cierto, me encantan las réplicas, si son educadas y fundamentadas, así que anímate a contestar... agradezco los comentarios y son bienvenidos. Por otro lado, si encuentras algún error o dato complementario que crees que debería aparecer en esta entrada, no dudes en comentármelo. Muchas gracias, y espero que te haya gustado... o cabreado.
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